Los ojos hinchados de dolor,
cansancio acumulado
de horas prolongadas...
La mirada triste,
el alma abandonada...
Acaricio una estrella
tan alta como un sueño,
tan extensa capaz de murmurar al cielo...
Tu nombre,
entre gritos de desesparación.
Renuncio a la normalidad de olvidarte,
simplemnte hay tantas partes de mi cuerpo
incapaces de caminar...
Oculto en las alturas,
borro el historial de mil trampas,
temiendo a la soledad
cuando los labios susurran tu nombre...
Siempre el mismo,
en un mar de pasados y secretos,
en un mar de pasados y secretos,
días abandonados,
muertes cerebrales,
decir y no escribir
tu nombre...