Entre el cielo y el mar,
entre tus ojos y su corazón,
crece en mi la magia de respirar,
de poder susurrar al olvido,
la fantasía de voz y
ciertos momentos,
momentos ya perdidos...
Entre el encanto de un reflejo,
tímidos rayos de un sol
que ciega el presente,
entre el delirio de recordarte
y un abrazo detenido en un sueño inmortal,
crece la nostálgia de una forma singular.
En silencio,
siento diáfana la profundidad de su alma,
los ojos verdes que reprimen mi naturaleza,
la pureza de unas mejillas acaloradas
provenientes de una calidad juventud.
Entre las siete diferencias de un color azul,
me siento al lado de tu quinceañera inquietud,
con la delicadeza de tu aliento transformando mis labios,
con la sutileza de sus letras adornando mi diccionario.
En silencio se despiertan los recuerdos dormidos,
alguien tan especial siente una ansiedad,
bueno o malo aún debería pensar
mientras en un rascacielos de lentejuelas
una estrella comienza a bailar...
Asustarse ante danzas que siguen siendo
un cúmulo de circunstancias,
agradables entre tus latidos y mis letras,
presumidas entre tu soledad y mis noches eternas.
Entre el pestañeo de tu realidad
y una canción que despide el sentido común,
existe una conspiración que al dormir,
Esto es todo...
Entre el hambre de tus caricias y mis posibilidades,
nace la inocencia de un niño
que sin despedirse murmuro un adiós,
que sin decir adiós susurró un perdón...
En silencio,
siento el vacío de sus coherencias,
el deseo de soñar necesario para ti,
alguien especial comienza a despertar,
en que lugar, en su lugar...
(c) 2010
