Como una mentira que pasea errante,
entre la dañina madrugada
y el sudor lento de verte bailar,
sabes, existe una locura,
que abrazo como un ladron a su botín,
que no rechazo como un drogadicto
conoce su final.
La atrevida sonrisa no se esconde,
un corazón que late de virtudes
presumiendo honorable,
aquí estoy yo y ahí estas tu,
entre letras imposibles,
entre caminos tan difíciles,
mientras las caricias solamente
temen no poder escuchar la misma canción.
Aún no haciendo nada,
interpretando a una pieza de ajedrez
que no se atreve a caminar,
existe una locura,
huir del miedo,
entretener al silencio.
Aún escribiendo un último poema,
soy un vendedor de recuerdos
en el féretro de tu juventud,
sabes,
la condena es eterna.
Quizás loco de sobrevivir,
no diferencio el negro del blanco.
no distingo un final de este color gris,
inventaré un pasado mejor,
intentaré pagar 1000 noches sin dormir,
con un precio suculento,
la inmortalidad de la ingeniudad...
(c) 2010
