viernes, 15 de abril de 2011

HORAS


                                  










Tiempo, destino abrumador,
horas, sonrisa profanada, 
huellas, alma rechaza que se parte en dos.
Consecuencia, nostálgia que gana la batalla,
lágrimas de emoción, de extensa emoción.
Horas, búsqueda de un sonido,
anhelo afanosamente tu inmortalidad,
en cada remite que determina un triste olvido, 
con los ojos subterraneos,
en la profundidad de ciertas palabras,
en la determinación abrupta de mi deseo.
Una mirada que renace
después de una noche interminable,
una ausencia que no entiende de leyendas,
unos labios que dicen adios sin conocer
el perdón de un castigo.
Horas... Con ese poder y esa imaginación,
horas que conciben una vida
y miles de razones ante mi satisafación.
Tiempo, destino sagrado,
actitudes que representan en tu boca
un millón de sueños,
el sabor aturdido de mi hambre por ti.
Horas, tu cintura inventa el vaivén
de los minutos más dulces en la memoria,
recuerdos que tratan de convertir
cada día en una ajena historia,
con los ojos inmortalizados,
en la estatua sublime de ciertas palabras,
en la posición exagerada de mi deseo. 
Y se resienten los momentos más crueles...
Y tu universo gira aquí conmigo,
menos mal,
que no tiene final este tiempo... 
Horas... Infiernos eventuales,
silencio que justifica cada carta,
ese mismo olvido,
desierto de tristeza que eleva el sentimiento,
aún no lo doy por perdido,
aún existen minutos que sueñan contigo...
Y un poder se instala en la mente,
gobierna en el cementerio de tu ausencia,
donde sobrevive el más absurdo de los valientes...


(c) 2010