jueves, 4 de octubre de 2012

El profeta





















Tu libertad, mi creencia,
caminar entre la prohibición de tus eternos orgasmos
y la razón de amarte hasta el final.
Razón incrédula de emoción,
mi lengua recorre la transición de tus líquidos alternativos,
el deseo es un suicidio colectivo cuando tu no estas.
Tus alas, ni rendición,
buscar el camino que una la paz de tus ojos acristalados
y un intento de lamento desconocido.
Vencida de sudor y roces adecuados,
soy el profeta que transforma tu dolor en placer,
soy la ventana que vio tu ansiedad nacer...
Adivinando tus correctas intenciones,
Soy la adrenalina acumulada en tu interior,
¿Quién se ha dado por vencido? ¿Quién mejor que yo?
Con tus labios a mis pies,
creatividad sorprendente hace mil días y un poco más,
daño reducido, marcas que avanzan de orgullo y originalidad.
Soy el profeta que escribe solamente lo que va a suceder,
soy el abanico que conmueve tu calma y esta necesidad,
soy la sangre herida que no cicatriza jamás,
soy la captura hervida de tus nalgas rojas de pasión,
¿Quién se ha dado por vencido? ¿Quién mejor que yo?
Con tu boca entregada, gota a gota
vacío mi sequedad hasta que no exista más medida,
hasta que todo, por fin, termina.



(c) 2012