miércoles, 1 de junio de 2011
CINCO MINUTOS
Reloj que golpea las horas
tremendas en una circunstancia plural,
solo de definición verbal,
en una ciudad que baña el mar,
en un planeta exquisito para viajar.
Cinco minutos en la silueta magistral,
junto al insomnio aún sin razón,
el sentimiento crece disfrazado
de un millón de lentejuelas y mi preocupación.
Esperanza y pesimismo
en la ansiedad de una rosa que dejó de existir,
en el jardín de una noche silenciosa...
Y es posible que desvelado de fracaso,
una voz convierte el cielo en algodón...
Reloj que golpea las heridas...
¿Necesarias para instantes de soledad?
Raíces de transición,
el tiempo es un sueño inventado
para poder sobrevivir,
sabiendo que no existe nada después de ti...
Protagonista en mi interior,
el público late en cinco minutos
de ovación y alegría,
con una de esas sonrisas nacidas,
para ser bendecidas en
la creencia notable de una injusticia.
En un valor, en un cielo presente,
armonioso de intranquilidad.
Sonidos incorrectos a través del amargo tiempo,
nada es igual y en cinco minutos todo puede,
todo debe cambiar,
desde el paisaje de tu voz,
desde mis ojos y años pasados,
la espera baila sin saber madrugar...
(c) 2011