Deja que el silencio poco a poco destruya esta noche,
quema todas las naves que sobrevuelen nuestro universo,
a veces la vida es un laberinto de cárceles...
Dulce niña de gestos quinceañeros,
vibro con la inquietud de tus movimientos,
escucho Amaral las 25 horas del día,
60 segundos para decir adiós...
Una despedida rosa de amaneceres inéditos,
la flor más bonita en el jardín más secreto,
los viejos tejados ya verdes en busca de nuestro universo.
Deja que el ruido que provoca mi intención
de creer en ti,
arda quemando todas mis cartas
en este juego de locura e infancia,
en nuestro extraño universo,
en nuestros sueños más incrédulos...
Busca las alas de un deseo y un recuerdo,
allí donde todo el mundo puede mirar y nadie llegar...
Deja que nuestro universo se convierta en una historia medieval,
donde los bostezos imiten volando a cien golondrinas,
donde nada está inventado y no haya marcha atrás,
deja que el silencio lentamente amanezca entre caricias,
entre alturas inalcanzables, entre inventadas sonrisas...
(c) 2012