Llevo tu olor pulverizado en una ciudad de seis letras sin mar,
a veces llevo tus labios en mi pensamiento
y en dos encuentros nada más...
Nicotina, palabras, cariño y amabilidad.
El naufragio de tu lejanía,
el poder al principio de lo desconocido,
los restos de un cigarro y ese descaro,
mi pensamiento, mi sentimiento,
tu extensa complicidad...
Aún la "nada" que nos sorprende tu allí y yo aquí...
Llevo tatuada tu sonrisa y tu cobijo por unanimidad,
entre un juego sin nombre,
entre una flor que se descubre sin resultado final.
Nieve corporal,
un viaje de estímulos que golpea la mente,
los restos de múltiples cigarros en una nocturna conversación,
quizás si, quizás aquella noche fuimos uno en dos.
Donde en una cama amplia se mezclaron los besos,
más allá de tu cuerpo, más allá de mi cuerpo,
más allá del propio deseo...
(c) 2013